Los gatos son grandes observadores, les encantan las alturas y contemplar la vida pasar desde ellas; se caracterizan por sus grandes saltos y la gran flexibilidad de sus patas.

Pero, inevitablemente, en alguna ocasión, movidos por la curiosidad o su instinto cazador, pueden desequilibrarse y caer al vacío.

Los gatos tienen un especial sentido del equilibrio que les permite darse la vuelta y caer de pie. De este modo consiguen aterrizar perfectamente sobre sus cuatro patas y amortiguar la caída. Pero, aunque parezca difícil de creer, desde alturas más bajas que desde un cuarto piso, es más probable que un gato sufra daños ya que cabe la posibilidad de que no les dé tiempo a darse la vuelta.

Los daños que va a sufrir el gato tras la caída van a depender de su estado previo, la altura desde la que se ha producido el accidente y la colocación que haya conseguido adquirir antes de tocar el suelo. Algunos gatos resultan ilesos, mientras que otros sufren politraumatismos entre los que destacan las fracturas de mandíbula y extremidades; y las lesiones internas (roturas de la vejiga de la orina, traumatismos diversos en bazo, lesiones en pulmón…)

En cualquier caso, aunque nuestro gato no presente ninguna lesión visible, debemos llevarlo al veterinario, muchas de las lesiones no se manifiestan en los momentos siguientes a la caída.

La época de mayor riesgo de que se produzcan estas caídas es cuando el gato es joven, menor de 2 años, y no está esterilizado. La inexperiencia de los gatos y la llegada de la madurez sexual hace que sean más propensos a ser gatos paracaidistas. Sin embargo, no podemos olvidarnos de los gatos de más edad, que van perdiendo facultades y de los gatitos, que aún no son conscientes de los peligros.

Pero, ¿cómo podemos evitarlo?

Nunca dejes una ventana abierta sin vigilar. A los gatos le gusta disfrutar de un buen día de sol en el balcón o la ventana, por lo que la opción más segura es proteger estos espacios con vallas, redes, cristales, mosquiteras u otros sistemas de contención.

También es importante el enriquecimiento ambiental en casa, ofrecerle un entorno con estímulos suficientes donde pueda satisfacer su curiosidad, su actividad exploradora. Podemos poner rascadores de diferentes alturas, estanterías o baldas donde se puedan subir para que estén entretenidos y gasten la energía jugando.

Además de todo esto, aunque el gato no vaya a tener acceso al exterior, es recomendable tenerlos identificados mediante el microchip. Es muy frecuente que el gato que se cae a la calle, muy asustado, se esconda, por lo que no siempre va a ser fácil encontrarlo en el lugar del accidente. Si hemos tenido la precaución de identificarlo, cualquier persona que lo encuentre puede trasladarlo a una clínica veterinaria donde se pondrán en contacto con nosotros cuanto antes.

Recuerda: la prevención siempre es el mejor método para evitar disgustos y disfrutar de la compañía de nuestro gato.

Si tienes cualquier duda o consulta no dudes en ponerte en contacto conmigo. Soy Carmen Ceres, veterinaria especializada en fisioterapia de perros y gatos.

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Photo by Kate Stone Matheson