¿Has oído hablar del ligamento cruzado?

Foto de Kate Stone Matheson

Seguro que alguna vez has oído decir que un deportista se ha roto el ligamento cruzado anterior, pues bien, los perros también pueden romperse el ligamento cruzado, pero en su caso, lo vamos a denominar ligamento cruzado craneal.

Pero, para entender mejor dónde se encuentra este ligamento, vamos a analizar la articulación de la rodilla.

La articulación de la rodilla es la articulación central de los miembros posteriores, y en comparación con otras partes del cuerpo es bastante inestable. Principalmente realiza movimientos de flexión y extensión.

La rodilla está formada por la unión de dos importantes huesos, el fémur y la tibia, y un pequeño hueso llamado rótula, que dan lugar a dos articulaciones: la articulación femorotibial y la articulación femoropatelar.

Estabilizada por cuatro ligamentos, dos laterales denominados colateral lateral y colateral medial y otros dos situados adentro, cruzado craneal y cruzado caudal.

Los ligamentos son bandas de tejido conectivo o fibroso que conectan dos huesos o cartílagos en una articulación, aportando firmeza y proporcionando la fuerza y estabilidad necesarias para soportar el peso del perro, permitiendo un desplazamiento adecuado así como el correcto posicionamiento de la articulación.

De estos cuatro ligamentos, el más importante para el correcto funcionamiento de la rodilla es el ligamento cruzado craneal, conectando el fémur con la tibia y siendo fundamental en la estabilización de la rodilla:

  • Limita la rotación interna de la tibia
  • Limita el desplazamiento craneal de la tibia con respecto al fémur
  • Previene la hiperextensión de la rodilla

La ruptura o desgarre del ligamento cruzado anterior, es la causa más común de cojera en perros, y la causa más frecuente de artrosis degenerativa secundaria en la articulación de la rodilla. Esta ruptura puede ser parcial o completa pudiendo ser debida a causas traumáticas, como caídas o giros bruscos en carrera , o a causas degenerativas, producto del envejecimiento o malos hábitos.

Dependiendo del grado de rotura del ligamento, vamos a encontrarnos diferentes signos clínicos. Una ruptura completa repentina conlleva una cojera inmediata, con la consiguiente cojera producto de no poder apoyar la extremidad, y la acumulación de líquido en la articulación, mientras que en una ruptura parcial, podemos encontrarnos con un perro que camina normalmente, pero que en la posición de descanso mantiene la extremidad ligeramente apartada.

La pérdida de masa muscular en una extremidad, la cojera después del ejercicio o la flexión incompleta de la extremidad al sentarse, puede ser indicativo de que no está siendo utilizada adecuadamente, por lo que si notas cualquier anomalía en tu perro lo mejor es que acudas a tu veterinario. Solicita tu consulta aquí: Contacta

El tratamiento de elección suele ser quirúrgico, aunque en algunos casos con tratamiento conservador podemos conseguir un buen resultado

Tanto si el tratamiento es conservador como quirúrgico, es fundamental realizar un completo plan de rehabilitación para garantizar la mejor calidad de vida y tratar de restaurar al máximo la funcionalidad de las articulaciones.

Los objetivos de la rehabilitación van a ser disminuir el dolor y la inflamación, recuperar la movilidad, la fuerza y masa muscular y el control sobre la articulación.

 

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