Tenosinovitis bicipital

Foto de Kate Stone Matheson

Esta enfermedad afecta al hombro, aunque se diagnostica en pocas ocasiones, ya que no suele incluirse en el diagnóstico diferencial de cojeras de las extremidades anteriores.

El hombro o articulación escápulo-humeral es una articulación esferoidea, compuesta por dos superficies articulares, la cavidad glenoidea de la escápula y la cabeza del húmero, que permiten el movimiento del hombro en todas direcciones: flexión y extensión de la extremidad, abducción (abrir el brazo), aducción (cerrar el brazo) y rotación.

Al contrario de lo que ocurre en las demás articulaciones del cuerpo, el hombro no depende de los ligamentos para mantener la estabilidad, sino de los fuertes músculos y tendones que atraviesan la articulación.

Dentro de los musculatura de la articulación del hombro, nos vamos a encontrar con el músculo bíceps, que extiende y estabiliza el hombro, pero también interviene en la flexión del codo.

La tenosinovitis bicipital es una inflamación del tendón (estructura fibrosa que une el músculo al hueso) del músculo bíceps braquial y su vaina sinovial, como consecuencia de un esfuerzo repetitivo que poco a poco va lesionando el tendón por degeneración, sobrecarga o microrroturas.

Suele afectar a perros de mediana edad de razas medianas y grandes que realizan un ejercicio vigoroso.

¿Qué síntomas vemos?

Se presenta como una cojera de apoyo de la extremidad afectada que empeora con el ejercicio o movimiento.  Rehúsan saltar y les cuesta girar hacia el lado

¿Cómo se diagnostica?

Generalmente el diagnóstico se basa en los signos clínicos, la actividad del perro y la exploración ortopédica. En la exploración física  presentan dolor a la palpación directa en el tendón del bíceps, así como dolor en la flexión del hombro y extensión del codo.

Las radiografías no suelen ser útiles para el diagnóstico, se necesitan pruebas más complejas como la ecografía del tendón, la resonancia magnética o la artroscopia para llegar al diagnóstico definitivo.

¿Cómo se trata?

Se trata de una patología que no responde bien a los tratamientos antiinflamatorios, por lo que el tratamiento de elección es conservador con un programa adecuado de rehabilitación.

En los casos más crónicos puede ser necesario un tratamiento quirúrgico, en cuyo caso el procedimiento dependerá también de la gravedad de la lesión.

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